En esta ocasión no vamos a tratar ningún consejo para mejorar el aspecto de tu hogar, pero sí para solucionar problemas internos que al final y al cabo pueden ocasionarte algún dolor de cabeza. Si te gusta cuidar la estética de tu vivienda, también tienes que prestar atención al estado de las instalaciones, como la fontanería, por eso, hemos preparado este artículo sobre los problemas más frecuentes de tuberías con la ayuda de una empresa de desatascos en Huelva.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que por mucho que las cuidemos, las tuberías se van desgastando con el paso de los años, sobre todo, si son de materiales metálicos, pues al quedar expuestas a la humedad el óxido y la corrosión pueden terminar haciendo acto de presencia. Para evitar problemas, lo mejor es mantener hábitos correctos como no utilizar los desagües como papeleras o intentar no verter aceites y grasas en ellos. Por otro lado, también hay que tener en cuenta este tipo de instalaciones a la hora de cambiar la ubicación de la cocina o el baño en una reforma integral, pues un fallo puede ocasionar una obra de mayor envergadura de la prevista.
A continuación repasamos los problemas más frecuentes que las tuberías pueden ocasionar en nuestro hogar. Eso sí, antes de enumerarlos queremos señalar que ante cualquiera de ellos, lo mejor es ponerse en manos de profesionales en la materia.
Malos olores: en época de ausencia de lluvias y de calor, como el verano, es frecuente que aparezcan malos olores como consecuencia de la descomposición de alimentos alojados en el interior de las tuberías o de la degradación de los materiales que sellan las tuberías. Para evitarlo, lo más adecuado es desechar cualquier residuo en papeleras, sobre todo, los elementos orgánicos. Su aparición también puede ser consecuencia de algún problema de atasco.
Agua sucia: este problema es común cuando hace tiempo que no se utilizan los grifos, por ejemplo, al regresar a la vivienda de vacaciones. Aparte del agua sucia o turbia, pueden aparecer incluso sedimentos. También puede ser consecuencia de la antigüedad de las instalaciones, sobre todo, en casas antiguas. En otras ocasiones, es posible que una tubería tenga alguna filtración (por el interior de los muros) que provoque que el agua se vuelva de color marrón.
Atascos: sin duda, son un gran inconveniente que, si no se ataja a tiempo de manera profesional, puede provocar una obra de cierta entidad (al tener que levantar la solería para buscar la arqueta afectada). La consecuencia más común es la ya reseñada de emplear los desagües como papeleras por donde se desechan toallitas higiénicas o envases. Lo primero que se puede hacer para solucionarlo es utilizar algún remedio casero, pero si abusar, ya que, como señalan desde el Rey de los Desatascos, los productos químicos pueden dañar bastante a las tuberías.
Fallos de presión: si el flujo de agua no discurre como habitualmente es como consecuencia de algún atasco o de que la válvula de la llave de paso no está lo suficientemente abierta. También puede deberse a algún fallo en la red general de abastecimiento. Si se trata de la primera opción, se puede emplear algún producto específico de desatranco, pero con cautela tal y como hemos señalado en el punto anterior.